lunes, enero 31, 2005

¿Quién "fuma" a las leyes en contra del tabaquismo?

Cada minuto, mueren en el mundo más siete personas a causa del cáncer que provoca fumar; es decir, casi cinco millones de habitantes, cifra que se estima habrá de duplicarse en los próximos quince años. En las naciones subdesarrolladas se ubica 75% del total de fumadores en el mundo, aunado a ello, las personas más pobres consumen más productos de tabaco que quienes perciben mayores ingresos.

En México, trece millones de personas son adictos al tabaco, cantidad que se incrementó en más del cincuenta por ciento sólo durante los últimos cuatro años. En Guerrero más del 30 por ciento de la población tiene este tipo de adicción

El tabaquismo se ubica oficialmente como el principal motivo de muerte prevenible en nuestro país. De la población total del país, por lo menos la mitad es fumadora involuntaria y pasiva; es decir, ocho de cada diez mexicanos de entre 12 y 85 años de edad, están expuestos a los daños del humo del cigarrillo.

Del total de adictos, el diez por ciento tienen entre doce y 17 años. Incluso, según la Encuesta Nacional de Adicciones 2002, el cinco por ciento de los fumadores adoptó ese hábito antes de los diez años de edad. ¡Preocupante¡ ¿no?

El tabaquismo, precisamente, es una de las adicciones que representa un alto impacto social, no sólo en términos del costo que tiene la atención de los padecimientos que provoca a sus adeptos. El sector salud gasta cada año aproximadamente 23 mil millones de pesos para cubrir los tratamientos de las enfermedades que provoca el tabaquismo. Los efectos que tiene en los fumadores pasivos –como le comentaba antes, más de 50 millones de personas--, también constituyen un problema de salud pública.

¿Qué se hace al respecto? En febrero del año pasado, el Congreso local aprobó la Ley de Protección a No Fumadores, que establece medidas para evitar que el tabaquismo afecte a las personas que no tienen esa adicción y así disminuir la carga que representa para el sistema de salud pública. Entre ellas, quedó prohibido fumar en oficinas y recintos públicos, como áreas de recreo y salones de clases desde preescolar hasta nivel superior.

En junio de 2002, el gobierno federal y la industria tabacalera firmaron un acuerdo para disminuir paulatinamente la publicidad de tabaco cerca de los centros de estudio, así como para intensificar las campañas de concientización de los riesgos para la salud que su consumo implica.

Por otra parte, esta semana se reúnen en Ginebra, Suiza, expertos de centenar y medio de países con el fin de analizar cómo se aplicará y se supervisará la operación del Convenio Marco para el Control de Tabaco, el primero en materia de salud pública patrocinado por la Organización Mundial de la Salud..

Hasta el momento, y a pesar de las consecuencias que el tabaquismo tiene para el mundo, el documento sólo lo han ratificado 54 de los 168 países firmantes, según la Organización Mundial de la Salud; Estados Unidos y China todavía no lo han ratificado, aunque sí lo han firmado, y Rusia ni siquiera ha considerado signar el acuerdo. Sin embargo, la cifra de las naciones que sí lo respaldan indica que cada día hay una mayor voluntad política para combatir ese vicio.

El convenio, que ya fue ratificado por el gobierno de México, entrará en vigor a finales de febrero y establece, entre otras disposiciones, la total prohibición de publicidad, promoción y patrocinio por parte de la industria del tabaco, y medidas para reducir drásticamente su consumo.

Después de conocer la voluntad política del gobierno de Guerrero y federal, incluso de muchos países del mundo, nuevamente preguntamos: ¿qué se hace para combatir al tabaquismo? En realidad, ¿quiénes respetan la Ley de Protección a No Fumadores en Guerrero? ¿Qué se hace para evitar que cada día más niños empiecen con esa adicción? ¿Qué tanta conciencia tiene la ciudadanía acerca de los riesgos terribles que representa para su salud el consumo de tabaco.

Después de ir a varias oficinas públicas y ver gente fumando, después de pasar en las afueras de una escuela secundaria y presenciar cómo los estudiantes disfrutan y se enorgullecen de poder tragar humo, después de pensar en todo el dinero que he gastado en comprar cigarrillos y de fumarme uno de ellos con la falsa creencia de que eso inspira para redactar, me pregunto de nuevo: ¿qué se hace y quién hace algo para combatir el tabaquismo?

Desafortunadamente, este problema de salud pública no se soluciona con las buenas intenciones de los gobiernos, ya sea de varios países del mundo, de nuestra propia nación o del estado. El tabaquismo es un mal que está incrustado en la mente de esos trece millones de mexicanos que por alguna razón, se resisten a dejar ese vicio.

Sin embargo, a pesar de que gran parte del combate a esa adicción está en la persona que consume el tabaco, también es necesario que las autoridades vayan de la voluntad política a los hechos, que se hagan responsables de hacer cumplir las leyes y acuerdos que se han tomado al respecto, no sólo prohibiendo la publicidad o incrementando el precio de las cajetillas de cigarros.

Es fundamental que se diseñen políticas públicas efectivas encaminadas a reducir la incidencia del tabaquismo. En lugar de gastarse aproximadamente 23 mil millones de pesos para cubrir los tratamientos de las enfermedades que provoca esa adicción, podrían instrumentarse campañas más efectivas para contener su crecimiento y lograr que vaya teniendo menos adeptos.

Se trata de una lucha difícil. Más cuando los que pretenden gobernar se preocupan por anunciar medidas electoreras como seguros médicos para escolares. Y no se ponen a pensar que existen males mucho mayores que realmente inciden en el desarrollo de un estado y de un país, y que es urgente atenderlos.

En el combate al tabaquismo, la solución está en todos los que somos adeptos al cigarro. Y también en la actitud de defensa que tengan las autoridades en torno a quienes son fumadores pasivos.

Correo electrónico: agenciainfogro@yahoo.com.mx



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