Uno de las “profesiones” más antiguas del mundo es, también, una de las más difíciles de controlar. La prostitución adquiere en Chilpancingo múltiples rostros, diversas formas de operar, pero uno de los más exitosos son los oasis del placer; cantinas, pozolerías, loncherías y bares en los que las bebidas embriagantes son acompañadas con una botana carnal.
La prostitución es, a todas luces, un negocio redondo, no tanto para quienes lo ejercen sino principalmente para quienes lo administran, y de paso para las autoridades que, supuestamente, deberían controlar su operación. Metafóricamente, se podría establecer que se trata de una actividad en la que prácticamente todos los involucrados resultan “satisfechos”.
Durante los últimos días, Novedades Chilpancingo evidenció la impunidad con que operan ese tipo de establecimientos. Difundió lo que todo mundo sabe, lo que molesta a la ciudadanía, lo que pretende ignorar la autoridad, lo que hace ricos a muchos, lo que enferma a otros tantos, lo que envilece a una sociedad.
Las mujeres, muchas de ellas niñas, indígenas que fueron forzadas a esta actividad, o que por su ignorancia y sencillez no les quedó de otra, encuentran una forma no tan fácil de obtener dinero, a través de ofertar al mejor postor sus sonrisa, su compañía, sus besos, sus caricias, su cuerpo total, pero en condiciones las más de las veces insalubres y riesgosas.
Pero más allá del “servicio” que prestan a una comunidad ávida de lugares de esparcimiento sin control, estos oasís del placer provocan incomodidad entre la ciudadanía porque lo mismo se ubican en zonas residenciales que en las cercanías de algún plantel escolar.
Operan desde el mediodía hasta entrada la noche sin el mayor recato. Incluso, las “ofertas” de placer se pasean por la banqueta, contonean sus figuras ocultas tras breves señuelos de ropa, que sirven para llamar la atención de algún cliente impávido que desee omarse una cerveza y tal vez algo más.
El colmo es cuando un policía resguarda instalaciones de esas, chacotea con las damas de la vida galante, se toma a discreción una cerveza, se sienta a cuidar que nadie quiera propasarse con las “compañeras”. Coquetea, pero cumple su trabajo. Nadie se atreve a realizar desmanes en el tugurio.
Pareciera ser un negocio muy rentable. No se necesita más que unos cuantos metros cuadrados, lo suficiente para que quepan dos mesas con su respectivo poker de sillas, y un mueble de madera que cumpla la función de barra. Una grabadora para poner discos piratas y, eso sí, las infaltables muchachas amables.
La cereza del pastel la ponen las autoridades municipales. Por algún misterioso motivo –no queremos encerrarnos en la idea de que todo es por dinero, tal vez son propietarios de los antros y loncherías, accionistas minoritarios, a lo mejor tienen alguna “novia chiquita trabajando--, los lupanares proliferan, se abren más, se mantienen los que existen.
A quienes ahí trabajan de plano les da risa el pensar que se pueda aplicar el Bando de Policía y Buen Gobierno y, en consecuencia, sean cerrados los changarros del placer. Saben que las autoridades no tienen el valor, no tienen siquiera las ganas; es un buen negocio para todos, hay dinero, bebidas, placer carnal. ¿Qué más pueden pedir?
Pero, ¿y la sociedad? ¿dónde quedan las madres de familia que al recoger a sus hijos de la escuela tienen qué presenciar el espectáculo de la mujer de breves ropas que lanza piropos a algún joven de figura no tan demacrada, como una de las tácticas más efectivas de la promoción directa al consumidor?
¿Qué ocurre con las leyes que prohíben ese tipo de situaciones? ¿qué puede pensarse de la autoridad que, como buenos neoliberales, simple y sencillamente “dejan hacer y dejan pasar”? ¿hasta dónde se mantendrá la corrupción y la impunidad que rodean esos negocios del placer?
Lo cierto es que en lo que resta de la actual administración todo seguirá igual, o peor. Ya sea por argucias legales o por compromisos personales, esos tugurios seguirán operando con ,a mayor tranquilidad. A ellos ni la Secretaría de Hacienda los molesta...
Y la ciudadanía tendrá que seguir soportando esta alianza de transgresores y supuestos vigilantes del orden. Seguirá presenciando los espectáculos –en ocasiones ofensivos a la vista porque, hay que reconocer, muchas de las “damas” no son tan atractivas como pudiera pensarse--. Seguirá siendo la víctima de las autoridades que no puede evitar y a quienes no quiere exigir.
Es parte del círculo vicioso que impregna muchas de las actividades de la vida social, más en esta ciudad en la que todos son influyentes, y los que no, simplemente se aguantan. Así es la vida.
jueves, mayo 19, 2005
Bloquean indígenas carretera Tlapa-Marquelia
Campesinos de la comunidad de Colombia de Guadalupe, municipio de Malinaltepec, mantienen un bloqueo sobre la carretera Tlapa-Marquelia.
Los indígenas exigen la liberación del tesorero de la comisaría ejidal, Salvador Durán Mejía, quien se encuentra retenido desde la tarde del miércoles por campesinos de la comunidad de Tilapa, quienes lo detuvieron cuando recorría la línea divisoria de un predio, por el cual prevalece un conflicto agrario histórico.
Los campesinos, llevaban a cabo un recorrido rutinario en el punto denominado Cerro Luna, para detectar incendios forestales, cuando su compañero fue interceptado por los vecinos de Tilapa, quienes se lo llevaron en calidad de retenido, porque según ellos se localizaba en zona de conflicto.
El comisariado ejidal de la comunidad de Colombia de Guadalupe, Ignacio Navarro Mosso, sostuvo ayer una reunión con el delegado de gobernación en la región de La Montaña, Jorge Rodriguez Ponce y el delegado regional de la Procuraduría de Justicia, Joaquín Juárez Solano, para destrabar el conflicto agrario.
En el encuentro se acordó que mediante una asamblea de campesinos en la comunidad de Colombia de Guadalupe se acordaría si se desbloquea o no la carretera que comunica a la Costa Chica con la zona de La Montaña del estado, que se mantiene sin acceso desde la noche del miércoles.
En la reunión llevada a cabo ayer en Tlapa de Comonfort , también estuvo presente el alcalde perredista de Malinaltepec, Apolonio Cruz Rosas, para negociar el desbloqueo de la carretera y la liberación del tesorero de bienes comunales de Colombia de Guadalupe, Salvador Durán Mejía.
Hasta la tarde de ayer, el tesorero de bienes Comunales de Colombia de Guadalupe, seguía en calidad de detenido en la comisaría municipal de Tilapa y según advertencia de las autoridades de esa población en las próximas horas podría ser enjuiciado mediante usos y costumbres indígenas.
Entre las poblaciones de Tilapa y Colombia de Guadalupe prevalece un conflicto agrario histórico, en la zona donde ocurrieron los hechos; en la actualidad las autoridades agrarias llevan a cabo una nueva medición para solucionar el conflicto agrario.
Los inconformes advirtieron que no liberarán la carretera federal hasta que no sea liberado su compañero retenido, y en caso de que haya intervención por parte de las autoridades agrarias, se organizarán para ir al rescate de su compañero.
Los indígenas exigen la liberación del tesorero de la comisaría ejidal, Salvador Durán Mejía, quien se encuentra retenido desde la tarde del miércoles por campesinos de la comunidad de Tilapa, quienes lo detuvieron cuando recorría la línea divisoria de un predio, por el cual prevalece un conflicto agrario histórico.
Los campesinos, llevaban a cabo un recorrido rutinario en el punto denominado Cerro Luna, para detectar incendios forestales, cuando su compañero fue interceptado por los vecinos de Tilapa, quienes se lo llevaron en calidad de retenido, porque según ellos se localizaba en zona de conflicto.
El comisariado ejidal de la comunidad de Colombia de Guadalupe, Ignacio Navarro Mosso, sostuvo ayer una reunión con el delegado de gobernación en la región de La Montaña, Jorge Rodriguez Ponce y el delegado regional de la Procuraduría de Justicia, Joaquín Juárez Solano, para destrabar el conflicto agrario.
En el encuentro se acordó que mediante una asamblea de campesinos en la comunidad de Colombia de Guadalupe se acordaría si se desbloquea o no la carretera que comunica a la Costa Chica con la zona de La Montaña del estado, que se mantiene sin acceso desde la noche del miércoles.
En la reunión llevada a cabo ayer en Tlapa de Comonfort , también estuvo presente el alcalde perredista de Malinaltepec, Apolonio Cruz Rosas, para negociar el desbloqueo de la carretera y la liberación del tesorero de bienes comunales de Colombia de Guadalupe, Salvador Durán Mejía.
Hasta la tarde de ayer, el tesorero de bienes Comunales de Colombia de Guadalupe, seguía en calidad de detenido en la comisaría municipal de Tilapa y según advertencia de las autoridades de esa población en las próximas horas podría ser enjuiciado mediante usos y costumbres indígenas.
Entre las poblaciones de Tilapa y Colombia de Guadalupe prevalece un conflicto agrario histórico, en la zona donde ocurrieron los hechos; en la actualidad las autoridades agrarias llevan a cabo una nueva medición para solucionar el conflicto agrario.
Los inconformes advirtieron que no liberarán la carretera federal hasta que no sea liberado su compañero retenido, y en caso de que haya intervención por parte de las autoridades agrarias, se organizarán para ir al rescate de su compañero.
martes, mayo 17, 2005
La nómina secreta.
Antonio JIMÉNEZ GÓMEZ
El alcalde Saúl Alarcón Abarca admitió ante Novedades Chilpancingo que cuenta con una nómina secreta, con la que paga a más o menos 25 reporteros y columnistas para que hablen bien de su tan deteriorada y maltrecha administración. A decir del munícipe, otorga “apoyos” de entre 200 y mil 500 pesos.
Esta afirmación llama la atención de principio a fin, porque nos permite dar cuenta de la visión que tiene la autoridad municipal del quehacer periodístico, revela el rol que juega en un presunto ambiente democrático y pone en duda la legitimidad de sus buenas acciones ya que, como el mismo confirma, son motivadas por el alto sentido que le tienen algunos timoratos a los héroes nacionales... principalmente los que aparecen en los billetes de 100, 200, 500 y tal vez de a mil.
Sobre la “nómina secreta”, llama la atención el hecho de que, a estas alturas del partido, cuando se supone que hay una estrecha vigilancia sobre el uso de los recursos públicos, cuando se supone que la Auditoría General del Estado vigila la forma en como se ejercen los presupuestos, todavía se hable de “nóminas secretas”.
Ello contribuye a despertar la sospecha, ya que si el alcalde cuenta con una partida presupuestal que puede manejar con total discrecionalidad para comprar a algunas inteligencias para que hablen bien de él, o por lo menos que no hablen tan mal, también podría tener algún recurso por ahí escondido para ayudarle a su hijo a que haga su precampaña, o para autoregalarse algún bonito a la “productividad”, o para cooptar a sus críticos y comprar voluntades...
¿Cómo comprueba esos gastos? Acaso será que periodistas, amigos, achichincles, “comadres” y un sin fin de parientes y cuates han pasado a engrosar la nómina “secreta” del ayuntamiento y por eso se ha incrementado estratosféricamente como también denunció oportunamente Novedades Chilpancingo?
Pero, finalmente, Saúl Alarcón Abarca está repitiendo el mismo esquema de relación prensa-gobierno que aprendió en los tiempos ñeque sí intentaba hacer política, en aquellos ayeres en los que él era joven y el priísmo marcaba la pauta en el condicionamiento de los diferentes subsistemas sociales para consolidar y mantener la llamada “dictadura perfecta”.
José López Portillo habría pasado a la historia con aquella memorable frase que acuñó en uno de sus momentos más intensos de su relación con el gremio periodístico: “no pago para que me peguen”. La cultura priísta-gubernamental pondría el adorno a la frase en el sentido de: pago para que me vean más inteligente, trabajador, dedicado y responsable. Para que no vean lo inútil, borracho, mujeriego, corrupto y nefasto que soy.
Y esa tesis, con sus adaptaciones por lo pequeño del espacio y de la responsabilidad, se aplica con exactitud al alcalde de Chilpancingo, quien ya no pide más que corran los meses para demostrarles a todos que sí sobrevivió el periodo y que ya lo dejen descansar.
Como quiera que sea, la dizque máxima autoridad municipal –es lo oficial, aunque no sea lo real—aceptó que compra a algunos intentos de mercenarios de la información para que hablen bien de él. Perolo que da pena ajena, es la manera tan vil y barata en que lo exhibe: callar o motivar a que lo vean como lo máximo que le pudo haber pasado en Chilpancingo, le cuesta 200 pesos quincenales en algunos casos, a quienes les va bien, cobran hasta mil 500.
¿Se imagina: Que un periodista venda su voluntad por simples y devaluados 200 pesos a la quincena? Sabido es que muchas empresas periodísticas en la capital del estado pagan a sus reporteros verdaderas miserias, los que los orilla a caer a la corrupción, a aceptar ese tipo de “apoyos” que humillan, degradan la dignidad de quien se dedica a una noble profesión.
¿Qué tendrá en su cabeza el alcalde que piensa que con 200 pesos a la quincena puede comprar una conciencia? Mejor que los invite al pozole, se podría gastar más y no se vería tan humillante. Pero peor aún. ¿Qué tendrá en su cabeza aquel que se hace llamar periodista y que acepta un soborno de 200 pesos para condicionar los mensajes que genera para la sociedad a la cual se debe?
Se trata de una relación perversa, inmadura, antidemocrática, oscura, vergonzosa. Se trata de la pueril vanidad de los políticos que piensan que comprando periodistas van a cambiar su imagen ante la gente, cuando es su trabajo, su actitud ante los problemas lo que los sitúa en el contexto que merecen.
Lo cierto es que, aunque para muchos la declaración del alcalde Saúl Alarcón Abarca es una de sus “perlas” que acuña de forma cotidiana. Sin embargo, sería necesario que se revalorara la actuación de esa autoridad a partir del manejo de sus “nóminas secretas” y de su intención manifiesta de comprar a la gente para que hablen bien de él.
El gremio periodístico debe ir rompiendo las cadenas que lo atan al psado, al retraso, a seguir siendo en muchos casos simples corifeos de los hombres del poder en turno. Debe trabajarse para que haya una prensa más profesional, investigadora, crítica, que responda a los intereses de la sociedad, y no a quien esté dispuesto a pagar 200 pesos. ¡Qué lástima me da!
Correo electrónico: agenciainfogro@yahoo.com.mx
El alcalde Saúl Alarcón Abarca admitió ante Novedades Chilpancingo que cuenta con una nómina secreta, con la que paga a más o menos 25 reporteros y columnistas para que hablen bien de su tan deteriorada y maltrecha administración. A decir del munícipe, otorga “apoyos” de entre 200 y mil 500 pesos.
Esta afirmación llama la atención de principio a fin, porque nos permite dar cuenta de la visión que tiene la autoridad municipal del quehacer periodístico, revela el rol que juega en un presunto ambiente democrático y pone en duda la legitimidad de sus buenas acciones ya que, como el mismo confirma, son motivadas por el alto sentido que le tienen algunos timoratos a los héroes nacionales... principalmente los que aparecen en los billetes de 100, 200, 500 y tal vez de a mil.
Sobre la “nómina secreta”, llama la atención el hecho de que, a estas alturas del partido, cuando se supone que hay una estrecha vigilancia sobre el uso de los recursos públicos, cuando se supone que la Auditoría General del Estado vigila la forma en como se ejercen los presupuestos, todavía se hable de “nóminas secretas”.
Ello contribuye a despertar la sospecha, ya que si el alcalde cuenta con una partida presupuestal que puede manejar con total discrecionalidad para comprar a algunas inteligencias para que hablen bien de él, o por lo menos que no hablen tan mal, también podría tener algún recurso por ahí escondido para ayudarle a su hijo a que haga su precampaña, o para autoregalarse algún bonito a la “productividad”, o para cooptar a sus críticos y comprar voluntades...
¿Cómo comprueba esos gastos? Acaso será que periodistas, amigos, achichincles, “comadres” y un sin fin de parientes y cuates han pasado a engrosar la nómina “secreta” del ayuntamiento y por eso se ha incrementado estratosféricamente como también denunció oportunamente Novedades Chilpancingo?
Pero, finalmente, Saúl Alarcón Abarca está repitiendo el mismo esquema de relación prensa-gobierno que aprendió en los tiempos ñeque sí intentaba hacer política, en aquellos ayeres en los que él era joven y el priísmo marcaba la pauta en el condicionamiento de los diferentes subsistemas sociales para consolidar y mantener la llamada “dictadura perfecta”.
José López Portillo habría pasado a la historia con aquella memorable frase que acuñó en uno de sus momentos más intensos de su relación con el gremio periodístico: “no pago para que me peguen”. La cultura priísta-gubernamental pondría el adorno a la frase en el sentido de: pago para que me vean más inteligente, trabajador, dedicado y responsable. Para que no vean lo inútil, borracho, mujeriego, corrupto y nefasto que soy.
Y esa tesis, con sus adaptaciones por lo pequeño del espacio y de la responsabilidad, se aplica con exactitud al alcalde de Chilpancingo, quien ya no pide más que corran los meses para demostrarles a todos que sí sobrevivió el periodo y que ya lo dejen descansar.
Como quiera que sea, la dizque máxima autoridad municipal –es lo oficial, aunque no sea lo real—aceptó que compra a algunos intentos de mercenarios de la información para que hablen bien de él. Perolo que da pena ajena, es la manera tan vil y barata en que lo exhibe: callar o motivar a que lo vean como lo máximo que le pudo haber pasado en Chilpancingo, le cuesta 200 pesos quincenales en algunos casos, a quienes les va bien, cobran hasta mil 500.
¿Se imagina: Que un periodista venda su voluntad por simples y devaluados 200 pesos a la quincena? Sabido es que muchas empresas periodísticas en la capital del estado pagan a sus reporteros verdaderas miserias, los que los orilla a caer a la corrupción, a aceptar ese tipo de “apoyos” que humillan, degradan la dignidad de quien se dedica a una noble profesión.
¿Qué tendrá en su cabeza el alcalde que piensa que con 200 pesos a la quincena puede comprar una conciencia? Mejor que los invite al pozole, se podría gastar más y no se vería tan humillante. Pero peor aún. ¿Qué tendrá en su cabeza aquel que se hace llamar periodista y que acepta un soborno de 200 pesos para condicionar los mensajes que genera para la sociedad a la cual se debe?
Se trata de una relación perversa, inmadura, antidemocrática, oscura, vergonzosa. Se trata de la pueril vanidad de los políticos que piensan que comprando periodistas van a cambiar su imagen ante la gente, cuando es su trabajo, su actitud ante los problemas lo que los sitúa en el contexto que merecen.
Lo cierto es que, aunque para muchos la declaración del alcalde Saúl Alarcón Abarca es una de sus “perlas” que acuña de forma cotidiana. Sin embargo, sería necesario que se revalorara la actuación de esa autoridad a partir del manejo de sus “nóminas secretas” y de su intención manifiesta de comprar a la gente para que hablen bien de él.
El gremio periodístico debe ir rompiendo las cadenas que lo atan al psado, al retraso, a seguir siendo en muchos casos simples corifeos de los hombres del poder en turno. Debe trabajarse para que haya una prensa más profesional, investigadora, crítica, que responda a los intereses de la sociedad, y no a quien esté dispuesto a pagar 200 pesos. ¡Qué lástima me da!
Correo electrónico: agenciainfogro@yahoo.com.mx
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