jueves, mayo 26, 2005

Derechos humanos: promesa incumplida

Antonio JIMÉNEZ GÓMEZ

“El gobierno mexicano le está jugando chueco a los derechos humanos”, “las víctimas son traicionadas por un gobierno que no cumple sus promesas”. De esa forma tan concreta y contundente definió Amnistía Internacional la situación que prevalece en nuestro país en materia de respeto a las garantías individuales.

Al presentarse el informe “El estado de los derechos humanos en el mundo, Amnistía Internacional señaló a Guerrero como uno de los tres estados del país donde los gobiernos locales se resisten a cumplir recomendaciones de esa organización internacional galardonada con un Premio Nobel.

El documento de Amnistía establece que en enero de 2004, un indígena tlapaneco de 18 años, Sócrates Tolentino González Genaro, fue detenido y torturado por la policía municipal en Zapotitlán Tablas. Al día siguiente le informaron a su madre –que no sabía leer-- que se había suicidado y le hicieron firmar un formulario para la entrega de su cuerpo. La madre descubrió posteriormente que había firmado sin saberlo una declaración en la que aceptaba que su hijo se había suicidado.

Sin embargo, los esfuerzos sumados de la familia y de una organización local de derechos humanos, se logró exhumar el cuerpo de Sócrates González, para realizarle una autopsia, con la que se confirmó que había sido torturado y muerto en forma ilegítima. Al concluir el año se estaba investigando a cuatro policías en relación con su muerte, sin que hasta el momento haya algún dato adicional.

En noviembre, Felipe Arreaga, activista medioambiental que llevaba largo tiempo desempeñando su labor en las montañas de Petetlán, fue detenido y acusado del asesinato del hijo de un cacique local, ocurrido en 1998. Pese a que presentó pruebas que demostraban su inocencia, permaneció bajo custodia, ya que los testigos de cargo no comparecieron ante el tribunal. Amnistía Internacional creía que su procesamiento era una represalia por sus esfuerzos de proteger los bosques locales frente a la explotación maderera.

En septiembre, el entonces gobernador René Juárez Cisneros y un jefe militar de alta graduación hicieron acusaciones carentes de fundamento contra las organizaciones de derechos humanos con el propósito de socavar la legitimidad de su trabajo.

A nivel nacional, se establece que durante 2004 fueron “habituales” las detenciones arbitrarias, las torturas, los malos tratos y el abuso del sistema judicial. Y aún cuando se reconoce la creación del Programa nacional de Derechos Humanos, se destaca que se trata de puras buenas intenciones que no se llevan a la práctica.

El director ejecutivo de Amnistía Internacional en México, Carlos Mario Gómez también manifestó que el Estado no cumple su promesa y obligación de erradicar la violencia contra las mujeres y destacó las cadenas de impunidad que han permitido que en cinco meses hayan ocurrido casi el mismo número de feminicidios en Chihuahua que durante el año pasado.

¿Cómo interpretar estos hechos? En el ambiente local, que siguen ocurriendo hechos que empañan los esfuerzos sociales por acabar con los atentados en contra de los derechos humanos: nunca faltará algún elemento policiaco, algún funcionario de gobierno que intente abusar del cargo que se le ha conferido.

Por otra parte, los ambientalistas en Guerrero siguen siendo estigmatizados; se debaten entre el presunto fundamentalismo de sus acciones y pensamientos, y la impunidad y violencia que imponen los caciques locales que mandan en amplias regiones rurales de la entidad.

A nivel nacional, la declaración es contundente: no se logra pasar del discurso al hecho; el gobierno federal podrá tener las mejores intenciones, pero estas no logran trascender a hechos, tanto en la ejecución de las políticas públicas como en la erradicación de casos que siguen indignando a la opinión pública.

La defensa de los derechos humanos registra un avance notable. Hay muchas diferencias al contexto que se vivía hace 20 años. Sin embargo, aún hay muchas cuentas pendientes. Lo más lamentable es que hay situaciones evitables que en ocasiones no merecen el interés de las autoridades, porque las califican como actitudes fundamentalistas.

Seguramente, el informe de Amnistía Internacional será desestimado, ignorado, criticado por las autoridades que insisten en evadir la culpa de cualquier violación a los derechos humanos y de responsabilizar a otros de los problemas de violencia, corrupción e impunidad que prevalecen enquistados en la estructura social mexicana.

Lo rescatable es el esfuerzo de las organizaciones no gubernamentales que no quitan el dedo de la llaga, que continúan denunciando los abusos, que continúan enfrentando anquilosados sistemas de gobierno que se resisten a cambiar, a humanizarse.
Es el trabajo de la sociedad civil la opción para fortalecer la defensa de los derechos humanos. Pero es responsabilidad de todos los actores sociales el promover una cultura de respeto, de prevención, de legalidad.

Los frágiles alfileres de la economía.

Casi todos los días escuchamos al presidente de México vanagloriarse por el buen rumbo de la economía. Como si fuera un grito al infinito, el titular del Ejecutivo federal celebra y se auto alaba porque supuestamente hay menos pobres en el país y el mercado nacional se ha reactivado.

Insiste en que es posible cumplir su promesa de lograr un crecimiento anual de siete por ciento, aunque la realidad apenas marca la mitad de esa expectativa y sólo le queda poco más de un año de gestión. Pero a pesar de ello, la estabilidd y bonanza económica es uno de los ocho éxitos de su gestión y, por supuesto, a partir de ello todo está bien, todo es excelente y él es el supremo autor de semejante maravilla. Pero...

La realidad indica que la economía nacional está sustentada en dos pilares que si bien son consecuencia de las decisiones gubernamentales, de las políticas neoliberales que instrumenta la actual administración de la alternancia, no son resultados positivos o esperados, sino todo lo contrario.

Por una parte, las remesas de los mexicanos que residen en Estados Unidos –aquellos que se han ido porque no hay empleos y los que hay son muy mal pagados, porque se cerraron sus fuentes de trabajo o porque simple y sencillamente en sus comunidades no existe mayor posibilidad de tener una ocupación remunerada—se han constituido como la segunda fuente de divisas de nuestro país, sólo por debajo de los ingresos por concepto de ventas de petróleo.

Es decir, la fortaleza de las finanzas nacionales, sustentada en el monto de billetes verdes que ingresan anualmente al país, depende en buena proporción del esfuerzo de aquellos que fueron despreciados en su tierra, de aquellos que no reciben ningún tipo de apoyo del gobierno que tanto lucra con los resultados de su trabajo y sufren discriminación física y psicológica diariamente en una tierra que les es ajena, extraña, ingrata.

El segundo pilar de la economía nacional es el del comercio informal, un sector que está creciendo de forma desmedida, pero que al mismo tiempo se consolida como la fortaleza del mercado interno, ya que sus pocos ingresos se remiten al consumo y reactivan la dinámica regional.

Datos del INEGI muestran que durante el primer trimestre del año, alrededor de 11.5 millones de personas –casi cuatro veces la población de Guerrero—laboraron en el sector informal; es decir, el 28 por ciento de la población ocupada total. Eso nos da una idea del peso que tiene el ambulantaje, el changarrismo en la economía y ello no es consecuencia precisamente de la habilidad de este gobierno federal por impulsar políticas de desarrollo que beneficien a los sectores mayoritarios de la población.

De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, el eje fundamental del crecimiento económico de 2005 es el mercado interno, el cual se fortalece por el aumento del empleo y de los salarios, ya que impulsa el consumo interno que genera las dos terceras partes del Producto Interno Bruto.

El problema es que muchos de los nuevos empleos que se están generando son por honorarios y, como ya le contaba, del sector informal. Y eso es algo que no se puede ocultar: cada día vemos más banquetas. Esquinas y sitios públicos llenos de puestos semifijos en los que se ofertan discos compactos de música y películas, frutas o lo que sea.

El segundo pilar de la economía es, por tanto, consecuencia del desatino, de la incapacidad del gobierno federal y de diversos sectores de la población de generar una espiral que no sólo permita contrarrestar la pérdida de empleos, sino que genere la oportunidad de crear opciones de ocupación dignamente remuneradas en las comunidades, en las colonias populares.

Un aspecto que no se debe soslayar es que, precisamente, ese creciente ejército de servidores públicos –aquellos que le limpian o le ayudan en algo a cambio de unas monedas, y de microempresarios –los que le venden lo que sea en donde sea y, en ocasiones, al precio que sea—que no pagan impuestos, que se roban la luz, que corrompen autoridades para mantenerse en su lugar, que contaminan, que representan un riesgo para el tránsito.

Pero es algo inevitable. Para muchos, es más fácil y más relax atender un puestecito en el que obtengan una ganancia mínima, pero no tienen patrón, nadie que los esté carrereando, tampoco checan tarjeta ni otro tipo de presiones laborales que existirían en una fábrica u oficina.

Lo cierto es que las remesas de los migrantes y los comerciantes ambulantes son, actualmente, una parte fundamental de la economía nacional, es producto del esfuerzo de miles, de millones de mexicanos y mexicanas que, dentro o fuera de su tierra, sí se ponen a trabajar y no a poner pretextos para no hacer las cosas o responsabilizar a los demás de los yerros e incapacidades propias, como ocurre con el presidente de México y varios funcionarios de su gabinete.

La economía mexicana pende de alfileres. Es la realidad. No hay una receta al corto plazo que permita darle certidumbre a los flujos de capital interno en que se fundamenta la microeconomía y a las fuentes de divisas, a partir de las cuales se mide la estabilidad de la macroeconomía.

¿En qué derivará esta situación? ¿Hasta dónde el aparato productivo nacional, cada vez más desplazado por el sector terciario, podrá soportar este régimen alternativo?¿Qué estrategia podría instrumentar el gobierno para revertir esta tendencia? Esperemos que cuando la realidad nos alcance no sea tan lastimosa y catastrófica como en diciembre de 1994.

miércoles, mayo 25, 2005

Sobre el presidente de México.

Debería existir una figura para que la ciudadanía llame a cuentas al
presidente del país y deje de estar echándole la culpa a todos de su
ineficacia y estupidez.

Carlos Domínguez

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Opinión: Las leyes de a montón

Elideth Lozada Villegas
Asusta la saña con la que cada vez más son asesinadas las mujeres y ahora niñas en Ciudad Juárez. Verdaderamente se trata de un psicópata; aunque autoridades de Chihuahua dicen que no es novedad que también se encuentren cuerpos de menores.
Acerca de este caso, el presiChente causó revuelo, ya que como Pilatos se lavó las manos y responsabilizó a los legisladores de oposición de no aprobar su Ley de seguridad que pudo haber evitado el asesinato de ésta y otra menor en Ciudad Juárez
Como ciudadanos, elegimos a Fox para que se responsabilizara del país y sus problemas, aunque como mexicanos todos tenemos una participación; pero hay límites.
En el caso hipotético que se aplicara su dichosa ley ¿Se acabarían los problemas, se acabarían los asesinatos de las mujeres en Ciudad Juárez, el narcotráfico, la corrupción, la delincuencia? Por ende, no habría desempleo. Pero esto es un problema de fondo que no se resuelve con una simple ley, ni pasando la responsabilidad a actores.
O será cierta la sospecha de la senadora Dulce María Sauri, quien pidió a la Presidencia de la República que informe si el presidente sufre de trastorno bipolar.
Leyes tenemos por montón, pero el incumplimiento y la corrupción imperan.
Si Fox no puede resolver nuestros problemas, ante quien nos encomendamos ante San Juan Diego?????