Un aspecto fundamental que debería ser tomado en cuenta durante las campañas electorales –y exigido por la propia ciudadanía—es la integración del gabinete que acompañará al candidato que triunfe en los comicios a gobernador del próximo seis de febrero.
A poco más de tres semanas de que los guerrerenses acudan a las urnas a emitir su sufragio, surge la inquietud de quién ocuparía los principales cargos de la próxima administración. Una quiniela que se antoja difícil, pero que debería ser un rubro reglamentado ya que de ello dependerá mucho el proceso de transición y las acciones de gobierno durante los próximos seis años.
Hasta el momento, tanto a nivel estatal como a nivel nacional, los partidos enfocan sus estrategias en la promoción de una imagen: el candidato, un ser común y corriente, de origen generalmente sencillo y humilde, que se constituye como un ejemplo para la sociedad y cuyo liderazgo, capacidad y experiencia en la administración pública son rasgos suficientes para confiarles la responsabilidad de gobernar un municipio, un estado o un país.
Y tal vez, en un intento de confiar en los políticos, se podría considerar la posibilidad de que los tres candidatos que actualmente aspiran a la titularidad del Poder Ejecutivo en Guerrero, son lo mejor que cada partido o coalición de ellos pudo haber seleccionado.
Sin embargo, quien triunfe no trabajará solo. Tiene que elegir a un grupo de políticos y administradores que deberán de ocupar 17 secretaría de despecho y casi el doble de organismos paraestatales o descentralizados, lo que representa un inevitable proceso de reconfiguración de las estructuras de poder locales, partidarias y gubernamentales.
Es decir, quien resulte ganador deberá dar a conocer el nombre de quienes, por méritos de distinta especie, a su parecer sean los perfiles ideales para desempeñar la responsabilidad de cabeza de sector. Y en ello, no siempre se acierta.
En algunos casos, se ha elegido a torturadores como jefes policiacos como ocurrió en Morelos; en otros, se trata de personas con dudosa reputación o malos antecedentes en lo que refiere a actuaciones pasadas al interior de diversos niveles de la administración pública; también hay quienes llegan a un cargo por las presiones de las cabezas de los grupos políticos a los que pertenecen, y no dudamos de que haya personas cuya capacidad les permita cumplir con el deber que se les encomiende.
Sin embargo, quiénes serán esos personajes que habrán de ocupar los principales cargos en la administración pública estatal. Eso se sabrá el mismo día en que el gobernador electo asuma el poder y no necesariamente dejará completamente satisfechos a propios y extraños.
Es por ello que así como los ahora candidatos se esfuerzan por definir las principales líneas de acción que configurarían su plan de gobierno, así como confabulan compromisos acerca de lo que puede ser y críticas a lo que es, también deberían considerar la posibilidad de que, antes del día de la elección, anuncien a los integrantes de su gabinete.
Por ejemplo, el debate se constituye como el instrumento para que la ciudadanía conozca un poco más acerca de los candidatos que buscan un cargo y los puedan comparar en un mismo y momento y lugar en cuanto a personalidades y conocimientos.
En el caso del gabinete, serviría de punto de referencia para la ciudadanía acerca de quienes se encargarán de hacer realidad en la práctica las promesas y compromisos que asume el titular del Poder Ejecutivo y, por lo tanto, en un factor que podría influir en el ánimo de los electores.
Sin embargo, para lograr que este planteamiento pudiera ser viable, se requeriría de un cambio en la legislación electoral que inicie desde el nivel federal y permee hacia los estados, lo cual se antoja difícil y complejo sobre todo si se toma en cuenta que muchos de los que trabajan en una campaña electoral tienen como aspiración el ser considerados como integrantes del gabinete entrante.
En el caso de que este equipo de trabajo se diera a conocer antes de las elecciones, podría derivar en desencanto y envidia al interior de los equipos de campaña, lo que a su vez redundaría en mayor división interna y “fuego amigo”.
Pero tampoco es algo imposible. Si se han dado casos en los que los candidatos dan a conocer sus declaraciones patrimoniales –las oficiales--, por que no sería viable el hecho de que alguno se atreva a dar a conocer quienes serán los hombres y mujeres que lo acompañarán al inicio de su posible gestión.
Aún cuando la propuesta no pasa de ser eso, sería importante para dar mayor confianza y certidumbre al electorado que cada candidato dé a conocer a los integrantes de su futuro gabinete, en el caso de que el triunfo los favorezca, para así configurar la magnitud y dimensiones posibles del cambio que tanto se promete.
martes, enero 11, 2005
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario